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martes, 2 de enero de 2007

sobre el ahorcamiento de Saddam Hussein

Soy estudiante de Derecho que ha tomado los derechos humanos como tema específico de interés. El primer derecho humano es el derecho a la vida, pero no estoy en contra de la pena de muerte. ¿Contradictorio?, no para mí.

Estoy convencido que nadie puede ampararse en un derecho que anteriormente no ha respetado para el bienestar de otros. Quien mata con plena voluntad y conocimiento, cargado de maldad, apoyado en el poder, no merece piedad. Quien no cumple su obligación, no tiene por donde reclamar un derecho.

La verdad es que nada bueno se ha perdido, pero tampoco nada bueno se ha ganado. En todo caso han creado innecesariamente un posible héroe y mártir más para quienes ejercen el legítimo derecho a resistir una invasión que ha cobrado cientos de miles de vidas inocentes, argumentada bajo mentiras, provocada por intereses de dominación de recursos.

Si de algo puede servir esta lamentable escena de la decadencia humana, que sea como presagio para los que traicionan pueblos propios y pueblos hermanos por seguir estrechas ambiciones viables bajo órdenes del poder global, hasta el día que inútiles y estorbando, son tachados por ese mismo poder que les ofreció apoyo circunstancial.

Si la masacre de 143 civiles chiítas es causal de pena de muerte (como en efecto es y debe ser) quisiera ver a Bush padre correr la misma suerte por los miles de muertos panameños durante la invasión de 1989, y a Bush hijo por los innumerables muertos, heridos, desplazados, afectados de una manera u otra que cargaría sobre su miserable conciencia si no la tuviera embarrada de la peor basura religiosa occidental, intereses económicos y consejos de "gente" igual o peor que él.

Voluntarios para ejercer la dura, única y verdadera justicia, para éstos y otros individuos, no faltaríamos. Pero justicia, verdadera, esa no hay. Aún.








2 comentarios:

Anónimo dijo...

Asi es la justicia de los que se llaman civilizados.Porque no le condenaron a cadena perpetua por lo menos habia la esperanza de que el condenao se arrepintiera y pudriera por lo que hizo. Y la divina? Esa me gusta mas. Se llevo a Pinochet el dian de los derochos humanos y sin juzgar. Los Miles de torturados y familiares de los desaparecidos solo les quedo alegrarse. Lo mas interesante que los Pinochet pueden quedarse con la plata que se robo el dictador. Mira nada mas!
www.directour.blogspot.com

Ramón Benjamín dijo...

primero, no reclamo como propio un concepto de civilización del cual formo parte coyunturalmente y de segunda mano.
consciente de mi tiempo y de mi espacio, tengo valores culturales propios (es verdad, producto de herencias históricas de aquí y allá.

No hay batalla entre la civilización y la barbarie, sino entre la falsa erudición y la naturaleza. José Martí, Nuestra América

segundo, ¿no es un poquito sádico pedir cadena perpetua, esperar el arrepentimiento, y pedir entonces que se pudra? la justicia es cierto que puede ser imperfecta, pero que no lo sea voluntaria y sádicamente.

tercero, si la justicia divina es justicia, sentémonos todos a ver pasar el tiempo (¿se puede ver pasar el tiempo?) mientras otros hacen lo que les da la gana con todo lo que hay en el planeta.

la casualidad de morir el día de esto o de aquello no implica ninguna justicia,podemos estar seguros que todos vamos a morir de viejos, pero eso no conduce el mundo a la perfección (la cual quizás sea inalcanzable, pero eso no quita nuestra humana responsabilidad de tener que mejorar cada día).

la muerte natural no suma ni resta a la justicia. la alegría de las víctimas es más una explosión ante la impotencia (cierta pero innecesaria) que les deja el sistema de justicia.